Alpujarras

Junio 2018

Primer dia

Cuantas molestias para salir un fin de semana en bici. Reservar hostales, diseñar la ruta, componer el tetris de meter 4 bicis y 4 personas en un coche, 480 kms de trayecto, prisas para no llegar demasiado tarde... solo pensarlo y uno no va. Menos mal que no lo hacemos. No lo pensamos. Lo sustituimos, consciente o inconscientemente por la excitación de lo que promete diversión, por la alegría de juntarnos, por cambiar de aires y paisajes.

Orgiva es el pueblo de referencia de las Alpujarras y también nuestro punto de partida. Dormimos en el hotel Mirasol donde nos facilitan el dejar las bicis en un salón del hotel sin habérselo prevenido antes, lo que es de agradecer. Al lado del hotel hay un bar para desayunar decentemente; el café esta realmente bueno, hay zumo natural y los precios son populares. Y el pueblo tiene un montón de bares o sea que por opciones no será.

La primera etapa consiste en un eterno subir hasta el pueblo de Trévelez, mas de 1000 mts de desnivel negativo. Si; es negativo. Porque una etapa de 63 kms y subiendo siempre es mas negativo que positivo. Lloros aparte, el porcentaje tampoco es una exageración y, aunque nos tiramos prácticamente todo el día encima de la bici no es un  infierno. Hay que tener en cuenta que no vamos echando carreras.


Desde nuestra salida diferentes grupos de ciclistas nos adelantan con facilidad, nos saludan. Esto es un paraíso para el ciclismo: las carreteras en buen estado y sin mucho tráfico. Inmediatamente después de salir nos encaramamos a una altura respetable que nos permite ir disfrutando de buenas panorámicas. La carretera serpentea sin fin ciñendose a la montaña a nuestra derecha  y tomando altura sobre el barranco del rio Guadalfeo a nuestra izquierda, que baja caudaloso a colmatar el embalse de Rules. Unas veces nos acercamos y otras nos alejamos, según la carretera va perfilando la montaña. Esto en coche sería una tortura, una pesadez, pero en bici es una gozada porque nos da tiempo a ir paladeando las diferentes perspectivas de la zona. El paisaje todavía tiene tonalidades verdes pero la impresión es que no durará mucho. Por ahora es una zona con aspecto inhóspito por la falta de vegetación con porte, por lo que en verano el sol debe ser inclemente y debe castigar de lo lindo. Hay que tenerlo en cuenta si se piensa visitar la zona en verano. Algunos pueblos típicamente blancos destacan contra la ladera opuesta a la que circulamos, ofreciendonos las primeras estampas de la Alpujarra.

Paramos en Cadiar en una terraza muy agradable que encontramos al lado de la carretera. Charlamos, comemos e intentamos no pasarnos bebiendo. Es difícil. Te relajas y parece que has quedado para comer, no que estés haciendo una ruta. A pesar de que somos generosos con el tiempo de sobremesa la sensación de estar 'pa' siesta no podemos evitarla. Odio este deporte después de comer pero nos queda mucha etapa todavía.

Lucho contra la bicicleta mientras mis músculos se calientan de nuevo y la sangre va desalojando al vino. Unas veces la maquina es aliada y otra enemiga. Ahora toca enemiga, voy incómodo sobre el sillín, atrancado en la pendiente, la mente espesa y sin ganas de hablar. Mis compañeros van mas o menos igual, creo que incluso el Moreno va echandose microsiestas.

Poco a poco mis sentidos vuelven a abrirse al exterior; ayuda que la carretera cambía al poco de dejar la nacional y añade un poco mas de porcentaje. Antes de llegar al pueblo de Alcutar y tras pasar por un viaducto, el paisaje cambia radicalmente de las tonalidades pardas a definitivamente verde. Nos impresionan el cambio drástico y los dos pueblos que siguen que son ya sin duda característicos de las Alpujarras. En estas rampas terminamos de quemar la comida y el vino, y de darnos cuenta, definitivamente que vamos hacía el pueblo mas alto de la península. Podríamos haber elegido ir a algún pueblo más a nivel del mar pero nos abríamos aburrido. Tal vez.

En el cruce que nos llevará definitivamente a Trévelez enfilamos los últimos siete kilómetros que nos terminarán de vaciar. Es un falso llano con todo lo que significa esta expresión. Ahora entiendo todo el sarcasmo que encierra; 'falso llano'; cachondo el término.

El pueblo aparece enfrente de nosotros, blanco, destacando en la umbría de la montaña, encaramado en la ladera, solo esperamos que nuestro hostal no esté en la parte alta, nos mataría. Según nos acercamos vemos el cartel 'hostal Mulhacen' en la entrada misma del pueblo. Gracias al azar que esta vez nos favorece.


El hostal es feo por fuera y bonito por dentro, 100% recomendable. El pueblo parece deshabitado, casi todos las tiendas, bares y restaurantes cerrados. Cenamos en el restaurante Haraicel y también acertamos, el azar nos sigue bendiciendo. Después de una vueltecita por este bonito pueblo nos vamos a dormir que nos lo hemos ganado. Vaya etapa.

Segundo dia

Desayunamos en el restaurante Piedra Ventana, al lado del hostal. Sus ventanales se asoman al barranco del rio Trévelez y nuestra mesa, bañada por el sol todavía tibio de la mañana, es un mirador privilegiado.

Creo que todos tenemos la impresión que esta etapa va a ser fundamentalmente turística. Hemos subido al pueblo más alto de la península, todo lo que debe quedar hasta Orgiva será principalmente hacía abajo. Viajar en bici siempre conlleva elementos inesperados que dan al traste todas las expectativas.

Tenemos que coger un pista con la finalidad de no subir y bajar por la misma carretera para llegar a Capileira, el que será el primer pueblo de los tres que tenemos planeado visitar. Rodamos por la carretera cómodamente en busca de esta pista, pasamos por Busquistar, Portugos, Pitres.. seguro que todos ellos tienen un paseo pero queremos centrarnos en los que tenemos previstos.

La pista aparece a nuestra derecha, da servicio a un helipuerto y continúa ascendiendo sin remedio. No creo equivocarme si digo que algunas de las rampas o revirajes de la pista se mete en el territorio de las decenas en porcentaje, algo que sería duro en carretera, algo cercano a un pequeño infierno por pista. Son 5 kms que echan por tierra nuestras perspectivas de etapa gastro-túristica. En alguna de esas rampas soy perfectamente consciente de los latidos de mi corazón, uno por uno, o de dos en dos por lo deprisa que va.. a toda máquina, me lo imagino recalentado y echando humo. De cualquier forma, en algún tramo está balizada por el Imba, seguro que no somos los primeros en penar aquí.

La pista desemboca en una especie de portal natural desde el que Keko nos anuncia que todo ha merecido la pena. La estampa es fántastica. Capileira aparece blanco allí abajo y si dejamos deslizar la mirada hacia la izquierda aparecen los otros dos pueblos, Bubión y Pampaneira. Una panorámica a vista de pájaro que solo viniendo por esta pista se podrá obtener. Una recompensa al castigo.


Nos dejamos caer por la pista que pronto se convierte en carretera, parando y haciendo fotos y hacemos nuestra entrada triunfal con el pensamiento puesto en unos botellines. Dejamos las monturas amarradas en un soportal sin adentrarnos demasiado en el pueblo y paseamos. Nos vuelve a sorprender que no hay mucha gente a pesar de ser uno de los pueblos mas famosos de la zona y eso nos viene bien porque los sitios pierden su encanto cuando están masificados. Es un sitio que invita a pasear con parsimonia por sus calles, está cuidado y han sabido preservar su esencia, es lo que te imaginas cuando piensas en los 'pueblos blancos andaluces'.


Después de un par de horas, nos dejamos caer al siguiente pueblo: Bubión. Llevamos una referencia para comer que después de buscarlo nos lo encontramos cerrado, como gran parte de los negocios que hay en el interior del pueblo. Lo malo, es que para volver a la carretera tenemos que subir lo bajado. Estos pueblos están construidos en laderas imposibles, a quien se le ocurre. Jadeando, nos metemos en 'La trastienda de Bubión', donde comemos con resultado desigual. Quien pide carne triunfa, el resto ni fu, ni fa. Los precios son contenidos y la terraza tiene muy buenas vistas, o sea que nada que objetar. El camarero nos cuenta que es temporada baja en la zona, de ahí que todo este a medio gas. Eso convierte Junio en la mejor época para visitar la zona si a uno no le agradan las multitudes. Adémas el tiempo acompaña y los dias son largos.

Por último Pampaneira, que al ser el primero en la carretera, nos lo encontramos mas concurrido. Igual que los otros dos, invita al paseo. Este ademas tiene algunas calles recorridas por acequias por donde corre lo que queda del deshielo, el rumor del agua te acompaña en algunos sitios, refrescando tus oidos e invitandote a sentarte en cualquier rincón a la sombra para dejar el tiempo pasar. 

Nos llama la atención el sonido gallego o portugués del nombre de los pueblos y, si bien estas tierras fueron repobladas con gallegos, entre otros, después de la expulsión de los moriscos, los nombres provienen todos del mozárabe, que comparte con el gallego ese tipo de diptongos (ai ei, au ou) (fuente: google que sabe mucho ;)).

Solo queda dejarnos caer por la carretera hasta Orgiva otra vez. Se nota el efecto de la sobremesa en algunos conductores que bajan de comer de estos tres pueblos, así que extremamos precauciones, ¡donde está la GC cuando se la necesita!.

Este viaje de dos días nos deja un estupendo sabor de boca: ha sido en algunos momentos durillo, el tiempo ha acompañado, las carreteras ideales para el cicloturismo y nos ha brindado unas cuantas postales de esas de documental de la 2 para ser comentadas y recordadas mas adelante. No puedo pedirle mas a una ruta. 


Comentarios

Entradas populares de este blog

Francia - Cancion de bici y fuego (Recorrido por los rios Lot y Dordogne)

León - Pontevedra

El Camino de Santiago desde Burgos