Huesca
Salgo completamente empaquetado, compactado, del ascensor. Todo amarrado, ni un fleco suelto. He logrado salir de casa con todo enganchado a la bici y listo para montar. Será salir del portal y dar pedales. El equipaje vuelve a ser monstruoso, da respeto pensar que hay que cargar con todo esto en una ciclo turista, pero seguimos con la idea de ser mas o menos autosuficientes y no depender de encontrar o no alojamiento. Aún así, la imagen que me devuelve el cristal del portal es bastante aseada, a pesar del volumen. Fuera espera Victor. Sonriente y con una imagen más minimalista que la miá, lo que hace que el reflejo que me devolvía el cristal del portal engorde varios kilos. Mamón….parece que se ha dejado la mitad del equipaje en casa. Resolvemos el tradicional rompecabezas del porta bicis de Julio y salimos con aire rutinario hacia Huesca. La primera impresión de la ciudad es fea. Calor, suburbio, edificios, hipermercados… hasta que nos metemos en el casco histórico, donde la impr